jueves, 26 de junio de 2014

LA MATERNIDAD

Pues aquí estoy, con mi caja de las lubinas, esperando para entrar en la quimio y pensando... estos momentos dan mucho de si. Voy a compartir con vosotros algunas de mis reflexiones.

Asociamos la maternidad al periodo de  embarazo y lactancia. Además intentamos que no se note, que pase inadvertido. Hoy escuchaba en la tele que una modelo acababa de dar a luz hacía dos meses y no se le notaba en absoluto. Hay como una carrera social por que no queden huellas de lo ocurrido, que la recuperación sea inmediata para que la mujer vuelva a ser lo que fue. ¿Utilizamos conceptos empresariales también en la maternidad? Máxima eficacia con el mínimo coste... Quizá nos estemos pasando un pelín...

Yo creo que después de la maternidad ya nunca volvemos a ser lo que fuimos. Por mas que hagamos dieta, deporte para devolver al cuerpo sus dimensiones originales, por mas que evitemos dar el pecho para podernos incorporar a la vida laboral cuanto antes... Existe un hij@... y ese es el que te hace madre para toda la vida. 

Pero,  ¿cómo estamos cortando el cordón umbilical que nos une a nuestros hijos? Está claro que lo natural es cortarlo, pero yo conozco a mas de uno, con pelos en las piernas, que aún no lo ha conseguido cortar.

El cordón umbilical permite que el hij@ se alimente y respire durante nueve meses. Cuando se corta empieza un proceso de independencia gradual. Al principio hay sincronicidad física entre madre e hijo: cuando el niño tiene hambre a la madre le sube la leche y viceversa, aunque estén físicamente separados.

El bebé necesita estar cerca de su madre, escuchar su corazón, olerla, sentir su tacto para tranquilizarse. La madre también necesita tranquilidad, seguridad para volver poco a poco al ritmo de vida normal. Las hormonas las tienes alteradas porque todo tu cuerpo está al servicio de ese bebe, de su alimentación, de su supervivencia.

Y ¿cuanto dura este periodo?... pues depende de cada niñ@ y de cada madre. Si la separación ocurre demasiado pronto o demasiado bruscamente puede crear ansiedad en el bebe. Si nunca nos separamos de él se crea una relación de dependencia madre-hijo que tampoco es buena.

Esa independencia necesaria se va materializando día a día, hasta que llega un momento en que el hijo mira su mano y comprende que no es una parte del cuerpo de su madre, sino que es propia.

Ese momento da mucho vértigo, porque, aunque por un lado te sientes libre, por otro te sientes desprotegido.

Pero este proceso no termina con la lactancia. Es gradual, cada hijo tiene su tiempo de maduración, el cual hay que respetar. Si lo intentas acelerar de forma artificial, puede ocurrir lo mismo que a las frutas de invernadero: maduran pero sin sabor.

A lo largo de la vida habrá muchos momentos especiales. Esos momentos pueden dar miedo porque percibes el temor de tu hijo a la independencia. Entonces es cuando te toca superarte, tranquilizarte y transmitirle tu seguridad y tu confianza en él. Puede pasar cuando empiece el cole, cuando llegue a la adolescencia (busca su identidad), con la primera experiencia amorosa, o cuando pasen por cualquier situación impactante para ellos, con independencia de la edad.

A estas preciosas palabras de Teresa de Calculta yo añadiría algunas ideas prácticas:
- Cada uno tiene los padres que necesita. Por tanto eres la mejor madre para él/ella
- Siempre has tomado las mejores decisiones posibles con la información que tenías en ese momento. Por tanto, intenta escucharles con atención para tener la mayor cantidad posible de información.
- Escuchar no es interrogar.
- Necesitan tu aprobación y tu cariño para andar seguros por la vida.
- Siempre que puedas cuenta con su padre. Dale su hueco, déjale actuar si es posible.
- Un abrazo a tiempo vale más que mil palabras.
- Los ratos de silencio a su lado también son necesarios.

El camino lo tienen que encontrar ellos, y no se van a equivocar. Tranquila, tu papel es acompañarles, aceptarles y quererles... lo demás se lo dará la vida... y tienen muchas cosas que descubrir y disfrutar.

La maternidad, tan fácil y tan difícil... pero una aventura apasionante que dura toda la vida.

¡¡¡¡Escribir todo esto antes de la medicación!!!!... uff, no quiero ni pensar lo que voy a elucubrar cuando esté "medicá".

Vamos allá, segundo ciclo. Las defensas están bien. Todo en orden.
Seguimos

Ana

 


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