martes, 24 de junio de 2014

UNA MUÑECA VIEJA

Pues aquí seguimos. Ahora me siento como una muñeca vieja. Muñecas a las que lavábamos el pelo mil veces, y que por más que las peinábamos no volvían a su aspecto original. Ese pelo que tenía tan buen aspecto (el de la foto), ahora está fosco, se cae al tocarlo. Ya me avisaron que algo se caería, y ahora no puedo tocarlo. No se seguro si se acabará cayendo todo... de momento se mantiene pero con un aspecto penoso.

Eso me hace pensar que me tengo que renovar mucho mas de lo que creía. Todo nuevo, incluido el pelo. Quiera o no quiera. Para mejorar hay que cambiar, y no me puedo aferrar a lo antiguo, si lo hago no evolucionaré. 

Pero para que este paso fuera más sencillo he tenido otro episodio que ha hecho que le quitara importancia a este momento. A Angela le han tenido que operar de urgencia porque no tenía circulación en una pierna. A mi no me extraña lo que le ha ocurrido, porque después de los últimos años, hay muchas cosas que han quedado afectadas. Le quitaron los ganglios de esa pierna, radioterapia, oclusión con operación y peritonitis, varios meses saliendo de esa infección... Vamos, que esto es lo menos que le podía pasar.

Todo ha quedado en un buen susto. La noche del martes al miércoles, junto al teléfono, hablando con mi madre que estaba en la sala de espera del quirófano. No poder ir, no poder estar allí con ella... desesperante. Y después no saber cuando iba a volver, si estaría bien o mal, no poder verla... Asumir mis limitaciones, hacer las cosas de otra forma. Pero todo ha salido bien, y ahora Angela puede volver a caminar sin que le duela la pierna.

El viernes estuve en el oncólogo que se sorprendió muy gratamente de cómo había disminuido el tamaño del tumor con una sola sesión de quimio. Cuando le comenté lo del pelo, me dijo que siguiera poniéndome el gorro en las sesiones, que, aunque yo no lo notara demasiado, protegía los bulbos pilosos y la recuperación posterior será más rápida. También le conté que después de la quimio estaba como en un barco, y me dijo que me cambiaría la medicación porque no tenía que tener ni una nausea. Vamos, que salí mas feliz que una perdiz.

Por lo demás me encuentro fenomenal, mis hijos, que han aprobado, entran y salen de casa con miles de amigos, lo cual me da mucha vidilla. Ya les estoy acostumbrando a saludar de lejos, porque son todos tan educados que saludan al entrar y salir. Todo es muy natural, y eso ayuda mucho.


Además de todo eso, es imposible no mejorar con todos los mimos y todo el cariño que estoy recibiendo. El otro día mis hermanas me mandaron un montón de fruta que me está sentando fenomenal. Así es fácil.

Gracias a todos por estar ahí. Seguimos.  

Ana

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